Cuando la Mater escoge sitio …
Recién aterrizados desde Madrid,
después de haber participado de la Jornada de Puertas Abiertas del Santuario de
Pozuelo en este año de su 50 Aniversario en España y en donde pudimos ser
testigos de las gracias que la Santísima Virgen regala en su Santuario ya que
desde el mismo momento en que organizamos esta Peregrinación desde Mallorca,
sentimos el acogimiento de la familia de Schoenstatt, el abrazo maternal que
nuestra Madre nos ofrece a través de sus instrumentos y por el cual todos y
cada uno de nosotros sentimos su presencia real y viva en nuestros corazones.
Ir a Madrid, en familia para esta
celebración supone para todos, un esfuerzo añadido en todos los sentidos, que,
de no haber sido por todo el amor recibido y la predisposición absoluta de
varios matrimonios de la Federación y Liga de Familias, nuestro viaje se
hubiese visto difícil de hacer realidad.
Pero cuando la Mater nos llama, no
hay forma de decir que No, cuando Ella irrumpe en nuestra vida como lo está
haciendo en esta Isla no hay vuelta atrás, es más, sólo nos pide nuestro SÍ
sincero y confiado y Ella se encarga de todo, ejerce de mediadora en favor
nuestro, actúa como imán de la Gracia de Dios a través del Espíritu Santo.
Como decía el Padre Borja en su
bonita homilía, “la gracia recibida del Espíritu Santo en nuestro corazón es
desbordante, es inimaginable, porque no conocemos nada similar”, pero antes
nuestro corazón se ha de purificar mediante la aceptación de las cruces que
cada uno lleva consigo y es cuando nos vaciamos de nuestro yo cuando el
Espíritu Santo inunda nuestro corazón y recibimos el regalo de regalos, no hay
nada mejor ni nada más importante que El, y justamente eso es lo que sentimos este fin de semana en
Pozuelo.
Llegamos todos con nuestras cruces,
cada uno con su preocupación, su dolor, su tristeza, sus inquietudes y miedos,
y en el Santuario pudimos descargar esa mochila que tan amablemente acogía
nuestra querida Mater para transformarlo todo en bendiciones y alegrías. Ahí
pudimos experimentar la gracia de la transformación interior ya que a pesar de
nuestras debilidades Ella nos arropa y recibe nuestra pequeñez como
contribuciones al Capital de Gracias.
Elevando la mirada hacia su imagen,
se cumple lo de “Un siervo de María nunca perecerá” porque sentimos que todo
eso que nos inquietaba se transforma en paz y confianza, con ganas de seguir en
la lucha, pero con la certeza de saber que ya no caminamos solos, sino que Ella
nos acompaña en el camino. Tanto es lo que se experimenta en ese lugar especial
que no podemos no compartir nuestras experiencias, porque el regalo más bonito
no es el que se recibe sino el que se da, y eso es lo que en Schoenstatt
llamamos la Gracia del envío apostólico.
Por eso podemos afirmar que volvemos
llenos de las gracias del Santuario, llenos de ilusiones, llenos de fuerza para
seguir fieles en el camino.
El broche de oro de esta fiesta fue
presenciar en familia la Alianza de Amor de un corazón de Mallorca, que es el
guiño que nuestra Madre nos hace en gratitud a la fidelidad a la misión que nos
ha confiado y que empieza a dar frutos y de los buenos, sintiendo el amor de
Dios Padre vivo en esta pequeña comunidad y eso hace que creamos que cuando
María escoge un sitio, es para quedarse para siempre.
Además de las gracias del Santuario
todos nos traemos muy arraigado en el corazón el sentido de pertenencia a una
gran familia y la alegría de saber que a pesar de la distancia estamos
presentes en sus oraciones y es cuando certificamos que como dice esta cita “mi
fuerza está en quien me sostiene”, la fuerza de la Familia en Mallorca está en
vosotros.
De todo corazón, gracias y
permanecemos unidos en Alianza.
Con cariño,
Vicky Silvero